jueves, 23 de febrero de 2012

Francisco De Quevedo y Villegas

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del yelo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa; vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;
vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

3 comentarios:

  1. Este es uno de mis favoritos, porque puedo sentir por medio de sus palabras la tristeza que sintió él. ¡Me conmueve mucho! Esa fue una época muy díficil... y reflexionar sobre el tiempo, la vida y la muerte me parece muy importante.

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  2. Vaya, es hermoso, lo releí un par de veces, creo que es de esos que los entiendes mejor cada vez que los lees :)

    Buen tesoro ;)

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    1. Muchas gracias por tu comentario!!!! estoy totalmente de acuerdo, uno encuentra más y más cosas a medida que lo relee :) que bueno que te guste :)

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